Seis de la tarde en el bar “El Estadio” de Las Musas. Cuatro
clientes aguardan expectantes a que Verónica, bandeja en mano, les sirva una
jarra de cerveza helada que les permita combatir el calor sofocante. “Madrid
2020 es lo que este barrio necesita. Traería no sólo trabajo, sino también
ilusión”. Con una sonrisa entre esperanzada y nerviosa, la camarera pronuncia
estas palabras en el mejor escenario posible, con el estadio olímpico de La
Peineta de fondo.
Verónica es sólo un ejemplo más de todos los vecinos del
madrileño distrito de San Blas que cruzan los dedos para que el próximo sábado
día 7 en Buenos Aires el COI otorgue, ésta vez sí, los Juegos Olímpicos a la
capital española.
También lo hace Cándido, presidente de la Asociación de
Vecinos de Las Musas, quien considera esta posibilidad como “si le tocase la
lotería a este barrio”. Y es que, tal y como él mismo explica, de realizarse el
sueño llegaría a la zona una inversión cercana a los 1.500 millones de euros.
Sobre todo, Cándido quiso poner el acento en que, de construirse la Villa
Olímpica, esas edificaciones pasarían con el tiempo a formar parte de una
subasta pública para jóvenes.
Pero ¿cómo afectarían las Olimpiadas al barrio? Héctor Siri,
responsable de una inmobiliaria de Las Rosas, augura que “el precio de la
vivienda es imposible que suba, aunque sí que es cierto que será una baza a la
hora de alquilar o vender”. A pesar de la fuerte inversión que supondría para
la zona, tanto Cándido como Siri coinciden en que el barrio “sólo se
embellecerá un poco, lo importante ya está hecho”.
La Peineta
Entre el erial que actualmente rodea al Estadio Olímpico y
la propia Peineta, se encuentra el conocido como Anillo Verde. Una de las vías
para deportistas más frecuentadas de la zona que se convierte en el lugar ideal
para comprobar el estado de las obras y pasear. Por este camino, bastón en
mano, se acerca Juan José, jubilado y vecino de toda la vida de San Blas quien
no se resiste a hablar del lugar: “En cuanto lo arreglen un poco esto va a
quedar precioso”. Y es que aunque las bases están puestas, y ya se puede
caminar por allí, lo cierto es que el lugar aún está en obras situación que no
disuade ni a ciclistas ni a familias.
El sol empieza a caer en Las Rosas y Juan José se apoya en
una de las muchas vallas que rodean al epicentro del sueño olímpico español. A
través de uno de sus muchos agujeros, mira a la ahora inconclusa Peineta y
resume a la perfección el sentimiento de un barrio, de una ciudad, de un país.
“Traerá cosas buenas y malas pero es lo que necesitamos en este momento. “Estoy
seguro de que este año sí que lo vamos a conseguir”.
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