Un color destaca sobre el resto. Podríamos hablar de la sangre ocre y seca que le cubre la cara, o del blanco impoluto de la venda que le cubre la cabeza. Sin embargo, el oliva captura la imagen y atrapa la atención del espectador. Los imponentes ojos de Aída, empañados por las lágrimas tras el bombardeo sufrido en su casa en Siria, delatan el sufrimiento de su pueblo. Su mano, cubriéndose la boca en una expresión de puro terror, es consecuencia de las graves heridas que han sufrido su marido y su hijo, aunque, por suerte, esta vez no les ha costado la vida.
La tragedia de Aída es sólo una
más, por decirlo de alguna forma, de las historias que podemos encontrar en la
exposición World Press Photo que desde el 12 de septiembre, y hasta el 13 de
octubre, se celebra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. La Sala Goya acoge
los mejores trabajos del mundo en fotoperiodismo de 2012 en una muestra que
refleja temas que van desde el conflicto sirio hasta la homosexualidad en Asia.
Premio 2012
La foto premiada
conduce al espectador a través de tres niveles. Lo primero que capta la
atención del espectador es el gesto de un hombre palestino. Su expresión, entre
contrariada y furiosa, no denota tristeza alguna. En contraposición, un hombre
a su izquierda, y en primer plano, rompe a llorar. Es en ese momento cuando el
espectador se da cuenta de lo que ambos llevan en brazos. Suhaib Hijazi y su
hermano mayor Muhammad, de dos y cuatro años de edad respectivamente, encarnan
la más profunda calma envueltos en unos sudarios blancos. Ambos han muerto como
resultado de un bombardeo israelí. Los hombres que los transportan son sus
tíos, y el gentío indignado que los sigue son el pueblo palestino clamando
venganza.
Deporte libre, deporte enjaulado
Hay una imagen que parece
atropellar al público. En ella, dos toros de tiro llevan en volandas a un
granjero que, entre extenuado y satisfecho, atraviesa la línea de meta en una
curiosa carrera que se celebra en Batu Sangkar, Sumatra. La fuerza y el ímpetu
la ponen los musculosos animales, el movimiento las gotas de agua que salen
despedidas por la velocidad y la emoción el rostro del jinete.
Frente a esta tradición de más de
400 años de antigüedad nos encontramos con otra fotografía que refleja
completamente lo contrario. Si la primera transmitía fuerza y libertad ésta sin
duda frustración y coraje. Diez mujeres somalís cumplen su sueño, jugar al
baloncesto. Lo hacen bajo la atenta mirada de un guardia armado contratado por
el Gobierno no para reprimir a las deportistas sino para defenderlas de la
organización terrorista al-Qaeda que considera este hecho anti islámico. Para
lograrlo, deben ocultar su equipación deportiva bajo una ropa tradicional hasta
llegar a la cancha y esconder los balones en el fondo de sus bolsos.
Violencia y amor
Rana, una pequeña iraní de tres
años de edad besa tiernamente a su madre. Somayeh Mehri de 29 años explica que
el cariño mutuo es lo único que les queda después del brutal ataque que recibió
de su ex marido, Amir. Cansada de los malos tratos a los que era sometida por
su pareja, Somayeh decidió divorciarse. Éste juró que si no era él, nadie más
volvería a quererla y llevó a cabo su funesta amenaza al verter sobre ambas un
ácido que causó gravísimas quemaduras en sus rostros y torsos. Con lo que no
contaba Amir es con que, a pesar de la desgracia, siempre se tendrían la una a
la otra.
A su lado, una colección de fotos
de Fausto Podavini aboga por el amor incondicional. En ellas, Mirella, cuida
de su marido Luigi con el que lleva casada 40 años y que desde hace seis padece
Alzheimer. Casi no puede dormir, ha perdido toda relación social, pero, aun
así, entregará hasta el último de sus días por el amor de su vida.
World Press Photo 2012 Composition from Alberto Muñoz González on Vimeo.
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