martes, 19 de febrero de 2013

Preferentemente claro


Explicación de cómo un producto financiero puede devorar la economía de más de un millón de personas.

“Necesito recuperar mis inversiones, he de operarme el hígado¨. “Lo siento, están metidas en participaciones preferentes y no puede retirarlas”. Éste es el panorama que se encontró Eduardo cuando acudió a su sucursal del BBVA de toda la vida.

130.000 euros es el dinero que le mantienen retenido en estos productos. En 2006 Eduardo, con estudios primarios, se dejó aconsejar en la contratación de un producto financiero novedoso que ofrecía una alta rentabilidad. Él lo consideraba una inversión a largo plazo pero nunca le explicaron que se trataba de un producto a perpetuidad.

 Ahora, con un carcinoma hepático que está acabando con su hígado y su vida, Eduardo descubre que la sucursal a la que lleva acudiendo 40 años ha jugado con él. Tal y como nos cuenta su mujer, Eduardo “llegó a dejarles dinero para que pudieran cuadrar la caja”. El banco sólo puede ofrecerle otro préstamo más.

Exactamente, ¿qué son?

Las participaciones preferentes son en primer lugar un producto financiero de alto riesgo, pues están supeditadas a los beneficios de la entidad. Se constituyen en un híbrido entre bono y acción. Tienen la característica de ofrecer un interés, aunque ligado a los beneficios, como los bonos pero también son a perpetuidad como las acciones. A pesar de ser parecidas a estas últimas, los titulares de preferentes no tienen derecho a decisión dentro de la entidad. Aunque en caso de concurso de acreedores cobrarían por delante de los accionistas, de ahí el nombre.

En su día, la Comisión Nacional de Valores ya advirtió del riesgo de la contratación de estos productos por inversores inexpertos pero éstos ni siquiera sabían qué era lo que ellos habían firmado.

¿Cómo se vendieron?

Los bancos, tras la sequía financiera del mercado interbancario en 2007, buscaron sacar dinero de cualquier sitio. Para ello, empezaron la venta masiva de preferentes ofreciendo altas rentabilidades y, en muchos casos, sin explicar la letra pequeña. Para ello se valieron de la confianza que muchos ahorradores tenían depositada en su sucursal de toda la vida.

Estas oficinas bancarias, muchas situadas en zonas rurales, vendieron los productos a unos nuevos inversores que desconocían la letra pequeña. En algunos casos ni siquiera comprendían la letra grande pues no sabían ni leer ni escribir.

Reacciones

Ante la importancia mediática que está tomando el tema, muchas de las entidades, tanto bancos como cajas, han decidido buscar soluciones. Novacaixagalicia llegó a pedir perdón a sus clientes por su abuso de confianza.

“La contratación de algunas preferentes fue firmada incluso con la huella dactilar.”
La CNMV tiene abiertos siete expedientes sobre comercialización inadecuada de preferentes. En junio del año pasado aún quedaban 8.500 millones de euros atrapados en preferentes frente a los 22.500 millones de 2011. En su mejor momento, movieron cerca de 30.000 millones.

Por su parte el Gobierno ya ha puesto en marcha una serie de iniciativas para frenar la situación. O eso es lo que se pretende de cara al público. Tras el rescate de la banca española, aquellas entidades que han recibido ayudas públicas como Bankia, Novagalicia o Catalunya Caixa no pueden canjear sus preferentes.
Actualmente  pueden recomprar las preferentes a precio de mercado con una prima máxima del 10%. Lo cierto es que con la situación actual esto supondría pérdidas cercanas  al 75% de la inversión inicial.

Quizá, lo que más haya propiciado la candencia del tema es la gran actividad de los afectados. Tras meses de encierros, protestas frente a las sedes de los bancos y la creación de asociaciones, van avanzando en derechos. Saben que tienen a la opinión pública de su lado, los bancos no pueden permitirse más escándalos que sigan ensuciando su imagen y el Gobierno necesita de medidas populares que contrarresten su retahíla de polémicos recortes.

Una de las asociaciones que mejor ha representado la causa de los afectados por las preferentes ha sido Adicae, Asociación de usuarios de Bancas, Cajas y Seguros. Esta sociedad ha conseguido organizar manifestaciones y encierros por toda España frente a las principales sedes bancarias.

Tras esta recorrido por el tema queda claro que personas como Eduardo era imposible que conocieran los riesgos que entrañaba la contratación de estos productos.  La polémica queda ahora en si los inversores fueron engañados por su banco de toda la vida, si se vieron seducidos por las altas rentabilidades o, simplemente, fue una combinación de ambos.

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