lunes, 16 de abril de 2012

¨Una tribu africana se rió de mí por no llevar un iPhone¨

¨Mi misión era conocer el país que iba a convertirse en el centro del mundo durante los próximos meses¨. ¨La documentación eliminó mis prejuicios¨.

Recorre las entrañas de África en busca de historias que rompan con nuestras ideas sobre la cultura del continente. Esta es la forma de entender el Periodismo de Javier Brandoli quien realizó una ponencia el pasado lunes en el Centro Universitario Villanueva.

Cumpliendo el sueño de todo periodista y trabajador, ha seguido un modelo de trabajo como freelance  que consiste en ser tu propio jefe y cobrar por pieza. No sólo puede escribir sobre lo que quiera, cuando quiera y como quiera sino que además depende de su propio ingenio para subsistir. Este modelo puede ser un arma de doble filo para quienes no tengan la suerte y la destreza de encontrar noticias que poder vender a los medios pues si no escribes no comes. A pesar de ello Brandoli ha sabido adaptarse a un continente con una cultura muy diferente a la occidental pero repleta de historias. África, tan cerca geográficamente pero tan lejana por nuestra propia desinformación se convierte en el análisis de estudio favorito de nuestro periodista. Cuenta anécdotas que realmente rompen con nuestra visión de África como por ejemplo poblados que se vestían de indígenas para venderlo a los turistas. No es que aquí no lo hagamos, que también, pero ya el hecho de hacer dinero con los extranjeros más allá de las típicas imágenes de gente muriendo de inanición chocan. Nos contaba también como un integrante de la orgullosa tribu de los Simbas se reía de él por tener un móvil demasiado antiguo en comparación con su iPhone. Estas historias aquí no llegan porque no venden.

De sus historias y su trayectoria saco una doble lectura. La teoría me parece maravillosa. Poder ser tu propio jefe, contar las historias que de verdad te interesan y recorrer el mundo por sus rincones más incomunicados me parece algo de lo que de verdad uno pueda enorgullecerse. El problema que yo le veo es que para llevarlo a cabo necesitas primero una reputación para poder vender tus piezas y segundo estar dispuesto a perder dinero con ello porque la verdad es que dudo que sin financiación ajena se pueda vivir de eso. Por otro lado, la dificultad de crear un núcleo familiar estable desanima pues con 20 años quieres salir a comerte el mundo pero con 40 quizás eches de menos tener alguien que te espere en casa. Por lo demás me parece un modelo digno de elogiar y una concepción muy romántica y pura del Periodismo con la que sin duda me gustaría tener contacto en algún momento de mi carrera.  

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